martes, 26 de agosto de 2014

A quien me robó

El sábado en la noche, no muy tarde, volvía a mi hogar acompañado de una persona. A pocas cuadras de llegar, se estacionó un carro frente nuestro, de donde se bajaron dos chicos, armados, para robarnos. La placa del carro, que era negro y medio antiguo, es la siguiente: DH-5810 (si desean hacerme un favor, denunciar este número).
Llegando a mi departamento llamé a la empresa telefónica para bloquear mi celular, al banco para bloquear tarjetas. A la policía para hacer mi denuncia.
Luego de todo esto, para relajarme un poco, decidí hacerle una carta al ladrón y aquí se las dejo.


A quien me robó:

Te preguntaré: ¿Qué edad tienes? Te vi como si tuvieses mi edad, ¿18, 19, 20 años? Y sales a la calle, con tus amigos a robar.
¿Por qué crees que tienes derecho a hacer eso? Cuando un hombre pobre trabaja en el campo recogiendo papas, un señor humilde maneja su taxi por las calles de Lima, una señora vende flores en un mercado para darle de comer a sus hijos… y tú, sí, tú sales a robar descaradamente, con una pistola en la mano y tratando de crear tu propia justicia.
No tienes conciencia real de la vida, ni de tu propia alma. Crees quizá que robar es hacerte el chevere, el aceptado, el más. Pero robar solo te hace un idiota, un descarado, un inmoral… y tu pistola, solo deja afirmar estas cosas que te digo.
¿Qué has hecho con mi celular? ¿Lo has vendido? ¿Lo estarás usando?… ¿Qué? Pues bien, te pido que, en caso de que lo uses, disfrútalo como yo no pude, porque no lo tuve en mis manos más de dos meses. No pude siquiera darme el lujo de lucirlo. Y en caso de que lo vendas… pues dile al comprador que es el mismo inmoral que tú, que ese celular tuvo un dueño alguna vez y se le fue arrancado de las manos bajo una injusticia que no se puede describir.
¿Qué has hecho con mi billetera? Tenía solo 20 soles, los habrás usado en trago, imagino. Y las tarjetas, de que te sirve la Bonus, la Vivanda, la de un club, la de un casino. Y la del banco, no te preocupes, ya esta bloqueada.
Si has creído que yo soy de esos que no piden justicia y callan por miedo estas en un error. No alzaré mi voz, pero si haré llegar mis palabras.
Ahora, no solo me robaste a mi, si no también a quien me acompañaba. Quizá te puedo decir que eres un poco caballeroso, al no alzar la pistola contra ella, no besarla contra su voluntad y menos manosear su cuerpo para saciar tu deseo degenerado.
Le robaste su mochila… ¡Salud! Espero que hayas tomado el ron que en ella se encontraba. ¿Qué harás con la anguila de peluche que guardaba ahí? Se bueno (aunque eso es dudoso) y dásela a un niño que quiera jugar. Y otra billetera más… ¡Qué suerte la tuya! Pero como dicen, a un golpe de suerte le viene otro de mala suerte, sí, las tarjetas ya están bloqueadas.
Ahora bien, hablemos sobre ti. ¿Cómo te sientes cuando robas? ¿Te sientes potente, imparable… Dios quizá? Aunque se puede dudar mucho de ello, porque Dios es justo y piadoso, tú no.
¿Qué sientes cuando portas un arma? Yo siempre quise una, pero la quise para hacer justicia, para disparar contra el demonio en la tierra, contra el maleante que no descansa… ¿Pero tu? Solo la usas para asustar a quien no encuentra paz consigo mismo, a quien no domina sus emociones.
Te seré sincero, no tengo ganas de escribir más esto. Solo quería dedicarte unas palabras, quizá un premio a la cobardía. Te quería hacer entrar en razón de quien eres, de lo que crees que haces bien y sobre todo de lo idiota, degenerado, inmoral, malo, etc. Que puedes llegar a ser.
Disfruta, con tus amigos esos, lo que nos robaste. Disfrútalo, realmente. Usa tu pistola para seguir creyendo que eres el “macho de América”, para seguir asustando injustamente a tus ciudadanos, quienes son en parte tus hermanos peruanos y también quienes quieren convivir en paz. 
Sigue jugando a ser el malo, pero no llores en la cárcel si te atrapan, no sufras en el infierno si caes. Sigue tu vida, sigue robando, sigue asustando, sigue siendo, lo que en mi familia se conoce como un hombre de vergüenza, aquel que es muy bueno (sarcasmo) para trabajar y ganarse la vida honradamente. Sigue así muchacho, tu y tus amigos sigan así. Que si la policía no se encarga, si la justicia no les cae… pues Dios verá que hacer con ustedes.
Un placer conocerlos, denunciarlos y ahora detestarlos.

Eduardo.

martes, 13 de mayo de 2014

Blue Velvet

La conocí en febrero. Eran las 7 pm y, a pesar del calor, estaba en terno. Me dirigía al hotel Marriot para un homenaje que le harían a uno de los mejores periodistas de la historia en este país. En esas épocas escuchaba mucho a Tony Bennet, y mientras conducía cantaba junto a el “Blue Velvet” (vestido azul). 
Una vez llegado al hotel, deje mi auto en el valet parking y me dirigí al ascensor. Miré la invitación: “Salón Bolivar, piso 3”, ya sabía, por lo menos, a que piso debía ir. Al salir del ascensor me encontré con una señorita que me guió al salón de eventos: “Aquí es, bienvenido”.  
Una vez dentro, entre saludos y saludos a personas conocidas, amigos entre otras personas que me fueron presentando la vi. Sentada, al lado de su hermana menor (supuse en el momento por el gran parentesco), estaba con un vestido azul, imponente antes mis ojos que por obligación debían perderse para saludar. Sin embargo, a pesar de la gran separación (ella en una esquina, yo en otra) mi vista la trataba de seguir siempre. Debía verla desde sonreír hasta bostezar, simplemente debía verla.
Una vez finalizado el homenaje, con ese valor que solo los marineros tienen para adentrarse en altamar fui a hablarle. No sabía que decir, temía que mis ojos recorran su cuerpo y ella pensase mal. Tenía miedo de todo en ese momento. Pero la hora pasaba y de aseguro ella tendría que irse. 
Con valor fui y me presenté: “Buenas noches, soy Marcos Birman, me pareces conocida. ¿Donde nos hemos visto?”. Parece que este truco ya se lo hicieron varias veces, puesto que ella solo sonrío y me dijo: “No nos conocemos y nunca nos vimos, con permiso, debo seguir”. No pude despedirme de ella. Mi frustración, grande, me obligo a salir del homenaje e irme a mi hogar. Sí, creí todo había acabo ahí.

No negaré que pensé en ella semanas, meses y hasta hoy, después de todo lo vivido:
Lugo de dos semanas del homenaje tenía la gran necesidad de verla de nuevo, pero ni siquiera sabía su nombre, eso hacía algo imposible el volverla a ver. Por suerte tenía un gran dato: Ella era la sobrina de un gran periodista, quien trabajaba con mi padre. Aproveche este dato para pedir uno de esos favores que pueden valer hasta la vida y después de larga insistencia, mi padre accedió a preguntar como se llamaban sus hijos (para hacer un poco de conversa) y luego sus sobrinas. Por lo menos ya sé que ella se llama Lisa. 
Ahora era necesario buscar a alguien que la conozca. Hay cosas que uno nunca entenderá y lo que pasó a continuación es uno de esos milagros inexplicables. En la universidad, hablando con una amiga, le conté de Lisa y como ella y su vestido azul me conquistaron en simples segundos. Ella saltó y me pregunto: “¿Lisa?, ¿No es sobrina de un periodista?” . Yo asentí con la cabeza y mi amiga, entre risas, me comentó: “Es, bueno, era mi compañera de clases”. No pude procesar esa información en ese momento. Demoré un poco en entender la situación, al fin era posible que la vuelva a ver. 
El tiempo y mi amiga se encargaron de unirnos de nuevo. Primero en una fiesta con varias personas en la qué, realmente, no pude hablar con ella y luego personalmente. La típica, ellas salen a tomar un café y aparezco de un momento a otro. Ese plan, aunque no se puede creer, funciono. Me aparecí, mi amigo nos presentó y esta vez fue ella, Lisa, quien dijo: “Nos conocemos de algún lado, pero no recuerdo”. En ese momento le dije, igual que ella el día que la vi por primera vez, que eso no era verdad. 
Con el tiempo empezamos a salir, hablamos, por supuesto de dos meses luego del homenaje. Sin embargo, igual que como empezamos a salir, dejamos de vernos  y esto se empezó a hacer más y más frecuente (no quiero dar detalles por el dolor aún interno). Yo llevo una vida agitada, trabajo y estudio, no podía dedicar todo mi tiempo a ella por más que quisiese. Y ella, bueno, ella simplemente quería dejar de verme. 
Nunca nos hemos despedido formalmente, quizá, como la primera vez, ni siquiera me despedí. Pero aún así, todavía, cuando me recuesto en la cama o estoy en el auto y escucho a Tony Bennett cantar “Blue Velvet” no puedo evitar una sonrisa, un recuerdo y un pensamiento exigente que pide volver a verla. 
Habré conocido a muchas mujeres, varias me habrán gustado, pero ninguna me impacto tanto a primera vista como ella y su vestido azul. Esta vez realmente me enamore a primera vista. 

Aún la busco, en mis sueños, en mis escritos, en mi vida. Aún la veo con ese “Blue velvet”, en cada mañana dormida o en cada noche despierta.



Eduardo

jueves, 17 de abril de 2014

Innuendo

¿Por qué Innuendo es mi disco favorito? ¿Por qué digo que se puede apreciar cada canción siempre y en cada momento?:

Innunedo: Está canción llama a toda persona a entrar en un estado de meditación con el paso de la letra. La letra indica como Freddie, sabiendo que moriría, trata de interpretar el mundo con frases fuertes y verdaderas como: "Vivimos en un mundo de traición, superstición y religión formada".

I'm going slighty mad: Para cualquier persona que sienta que está loca esta es su canción. Se puede oír perfectamente cuando una persona siente que no es entendida por la sociedad. ¿Quieres un poco de surrealismo? Escucha está canción y siente como la enfermedad de Freddie lo volvía loco pero el siempre mantenía una buena actitud.

Headlong: De está canción no hay mucho que decir. ¿Quiere animarte escuchando a Freddie? Está rola es la indicada por su tono.

I can't live with you: Si tienes a algún familiar falleciendo, o algún familiar que viaja para vivir lejos esta es la canción correcta. Trata de el amor a una persona, como se puede vivir sin ella a la vez que no se puede. Una canción para todo momento.

Don't try so hard: El nombre lo dice todo. Si te sientes perdido, sientes que alguien no te entiende o te trata mal. Sientes que tu mundo se desmorona... escucha está canción y guarda la calma, no trates de esforzarte en algo que no saldrá bien.

Ride the wild wind: Para mí una de las canciones más movidas de este disco. Puedes escucharla en tu auto, en tu casa o donde sea y sentir el viento en tu cara. Lo tienes todo, solo necesita correr a hacerlo.

All God's people: Siéntete bendecido al escuchar está canción... Nos recuerda que Freddie, por mal momento que pasaba no perdía la fe ni en Dios ni en la humanidad. Escuchala cuando creas que todo está perdido y Dios te abandono.

These are the days of our lives: Quien no lloro con esta canción... Ideal para cuando desees recordar momentos compartidos con alguien que no está más en tu vida, pero eso sí, ten un pañuelo a la mano. Y recuerda disfrutar cada momento de la vida.

Delilah: ¿Tienes un gato, perro o alguna otra mascota y la amas? Pues escribe una canción como está. Una canción que demuestra el amor de Freddie por sus gatos. Una canción para escuchar en momentos donde estés sonriendo por algo que tu mascota haya hecho y te hizo reír.

The hitman: Súper rockera esta canción. Se dice que Freddie se la dedico al VIH (siendo esto no oficial). Escucha este tema cuando desees rockear. Y también cuando te sientas todo poderoso.

Bijou: Una joya. Se la dedique a la chica que me gustaba por la simpleza de la canción. Un solo de guitarra que llega al alma, con una voz suave de Freddie imponiendo amor... y el final: "My bijou" como un suspiro es un alivio al corazón siempre.

The show must go on: Al igual que Innuendo, cuando tienes dudas de tu existir, de que haces por aquí, etc. Está canción te despeja dudas y te da un alivio inmediato. Recuerda que todo lo que pasa tiene solución y sino "la función continua".
Recordemos bien que Freddie se fue y sin embargo la función continuó, si no no estarías leyendo esto.




Eduardo.

lunes, 7 de abril de 2014

Maldita ternura.

He vuelto a escribir después de tiempo, me han estafado he de decirles. Resulta que mi computadora, sí, la que aguanta mis letras y versos, decidió morir hace 6 días. Pero ya volvió a su rutina, la de escribir y dejar un recuerdo de mis letras.
Optaré por empezar dedicándote estas letras, estos parráfos y quizá este texto completo.
Maldita ternura. És qué te alegre tardes y noches. Es qué te hice reír cada vez más. Te hice sentir la reina que merecías ser. Me pagas con tú maldita ternura.
Fuimos, quizá, los novios que nunca se besaron pero que siempre se escucharon. Yo que comprendí tu dolor y sequé ciertas lagrimas que tal vez hasta tu corazón sintió.
¡Maldita ternura carajo!... aquella que me hizo sentir algo en vano por ti.
Se que has fingido, tal vez, ciertas risas. Se que darte la mano antes de cruzar delante del semáforo, vernos y sonreír era simple rutina y tratar de sentir tu suave piel.

Si me dejas preguntar: ¿Te acuerdas aquella vez en donde me contaste un problema personal y lloraste? ¿Recuerdas mi dedo secando tus lagrimas y tu suspiro de alivio en ese mismo momento?
Será que fue fingido.
Maldita ternura será el recordar aquellas noches frías de noviembre, cuando te pasaba a buscar o tú venías a buscarme, salíamos juntos mientras caminabamos mirándonos, quizá tiernamente, quizá falsamente. Y reitero cada vez que nos agarrabamos de la mano, del brazo y cruzabamos la pista, yo rogando que no me sueltes y tú, como en un juego de niños lo hacías pero siempre con una sonrisa juguetona y delatadora de cierto pensamiento curioso.
Y es que pasaré toda mi vida lamentando esta maldita ternura en la que caí. En el juego del falso amor, como todos.
Creo que nuestra historia amorosa, imaginaria, falsa... se define en dos palabras: Maldita ternura.

Eduardo

domingo, 23 de marzo de 2014

Amante parisina

Era ir a la cama con ella, solo que ella no existía realmente. Era un viejo recuerdo de cuando viví en París y cuando dejé de ser un niño y pasé a ser un ilustrado.
La habré conocido en algún café cercano al hotel donde me hospedaba en la calle Rue De Lyon. Siendo ella muy joven aún, diría que no tenía más de diecinueve años, era una chica muy ilustrada y con muchos conocimientos, desde ciencias hasta literatura, lo que ambos amábamos y lo que me había llevado a la capital Francesa. Pensamos siempre que veríamos, sin saber como a Fitzgerald, que tal vez nos encontraríamos con Gatsby en algún sueño juntos.
Sentía mi corazón latir mil veces más rápido cuando estaba junto a ella, Camille. El amor me hacía feliz, el alcohol me hacía expresarlo y París nos volvía amantes.
Escribíamos poemas juntos, poesía pura salida del corazón humano de ambos. A veces, cuando discrepábamos en algo, tirábamos una moneda a ver quien tenía la razón (ganaba yo por cierto).
Escribíamos cuentos juntos, ella con un tono humorístico y yo con cierto drama que todo cuento debe tener. Ella escuchaba Edith Piaf y yo Jaques Brel.
Ella moría y yo vivía. Es una triste realidad. Despertaba cada mañana solo, abría los ojos y ella ya no estaba al lado mío, como siempre, había desaparecido.
Llego un tiempo en que solo la veía de noche, tenía que recorrer bares y cafés para encontrarla. La encontraba y no me hablaba hasta que pasaba un cierto tiempo, no menos de veinte minutos. Salíamos junto, abrazados y nos dirigíamos a mi hotel, donde pasabamos la noche escribiendo y discutiendo de poesía, cuentos, ciencia, letras y amor.
Poco a poco nos dejamos de ver. Ciertas noches no tenía, debo aceptar, las ganas suficientes de salir a buscarla y recorrer medio París solo para verla y que desaparezca cada mañana.
Fue una mañana de abril, luego de muchos años, cuando saliendo a encontrarme con unos amigos la volví a ver, ya no era joven ni era mi amada, solo era Camille, una dama más.
La quise saludar pero preferí dejarla seguir su camino. Tal vez un camino de olvido...

Eduardo

martes, 28 de enero de 2014

Entrevista de Periferia

Hoy día en la tarde, mi amigo Miguel Angel me entrevisto para su blog: Periferia- Noticias (hacer click para ver el blog).
La entrevista trato sobre el tema del holocausto nazi aprovechando que el 27 de enero fue el día de conmemoración para este terrible hecho.
Les dejo aquí, para que puedan leer:
La entrevista: http://periferianoticias.blogspot.com/2014/01/la-educacion-es-la-clave-para-evitar.html
La solución que fallo (entrada de este blog por el día de conmemoración): http://poderosaafroditablog.blogspot.com/2014/01/la-solucion-que-fallo.html
Cristales caen (conmemorando un año más de la noche de los cristales rotos): http://poderosaafroditablog.blogspot.com/2013/11/cristales-caen.html

Por último, ¡Miles de gracias Miguel Angel!, te debo una.



¡NEVER AGAIN!

Eduardo

lunes, 27 de enero de 2014

Extraño en el paraíso

Después de ver "Casino", sin duda, mi película favorita de Scorsese me puse a pensar en que escribir para Poderosa Afrodita. Admito que hoy estoy falto de creatividad, nada se me viene a la mente. Sin embargo hoy fue un día excepcional, no solo tuvimos 350 visitas en un solo día (récord para este blog) si no también que hoy estuvimos compartidos por Twitter como nunca. Me conecte a las 5 am a Twitter, puse una entrada de este blog como respuesta a una pregunta y en cuestión de minutos esa respuesta fue marcada como favorito para 25 personas. En horas esa entrada fue retwitteada por 16 personas y así.
Unas horas después de todo este éxtasis al ver los resultados en Twitter empecé, como siempre, a idear ideas para el blog en mi pizarra. El problema es que mi pizarra se llena de ideas que van para otras fechas, ya que por el momento no me satisfacen. Ninguna de esas ideas me convencieron al final, mas bien me traicionaron. Falto de creatividad me puse a escuchar Tony Bennet (uno de mis cantantes de Jazz favoritos) y la primera canción que sonó en mi computadora: "Strainger in Paradise".
Una canción que llena mi alma como ninguna otra. Una canción simple y sencilla, llena de amor y sentimientos... y es que, como dice la canción: "Abre tus brazos de ángel para este extraño en el paraíso". Una canción pura y sencilla, que al oidor satisface, brindándole así un momento de calma y felicidad interna. No importa si eres soltero/a, casado/a, viudo/a o divorciado/a, esa canción te hace sentir como si estuvieses en compañía de la persona ideal para ti o la persona que amas.
Simplemente, esta canción te hace sentir como un extraño en el paraíso:



Eduardo